03 diciembre 2008

anthrax - inside out


1998. la radio representa un hito diario importantísimo en mi vida. Simplemente no concibo no prenderla y escuchar alguna canción de mi gusto a discreción del controlador de la emisora que sintonice. O algun dato, noticia, comentario o lo que sea. Recuerdo la felicidad con la que recibí la noticia de que habría una radio dedicada exclusivamente al rock más contemporáneo. Radio Futuro estaba ok, pero no tocaban quizas todo eso que deseaba escuchar.

Eso fue radio Concierto, la del slogan de “rock y guitarras” que duró algo así como un año y medio entre ‘98 y ’99. Igual la cosa partió medio desesperada. Si alguien recuerda el "Desembarco de los Ángeles" de Warknen, un concepto incomprendido y personalmente muy latero, eran indicios de que en realidad la marca estaba cuesta abajo y cualquier resstructuración era bienvenida si de recuperar audiencia se trataba.

Concierto en general siempre ha sido una buena emisora. Con cierto acento vanguardista a la hora de tocar música que le ha dado un estatus sobre las demás. Pero no andemos con cosas, Rockandpop se la comió y Concierto pasó a ser una alternativa para cuando no había nada mejor en el dial (y harto poco que había hace 15 años atrás).

En la época de rock y guitarras también nacieron cosas como radio Corazón y en general se dio el vamos a una segmentación definitiva del dial de acuerdo a estratos socioeconómicos y estilos musicales sobretodo (la forma en que se notaba esa segmentación, porque claro es que parte de la base del vil dinero cualquier definición). La especialización trajo consigo una mayor variedad y en ’98 me fue refrescante oír música que no esperaba jamás en radio más allá del programa especial de las 12 de la noche.

Hoy en la mañana desperté con una melodía sonando en mi cabeza y recordando de donde provenía, volví 9 años atrás a esta época en la que aún estaba en el colegio y lo que sonaba en mi personal stereo todo el tiempo era Concierto, esa Concierto. Donde tocaban My Bloody Valentine a las 11 am, y luego programaban a Fear Factory, Opeth (que viene a Chile OMFG!) y tal vez algo de Pixies o Screamin’ Trees para seguir con Mistfit, Amorphis, Weezer, Clawfinger y Cardigans, Red Hot, Beatles, Clapton, Ramones y Nirvana. La época dorada de Sugar Ray antes de que se volvieran unos playeros fomes y mi favorita de siempre “Mean Machine” me reventaba los oídos, pues la usaban para cuanta publicidad, base radial o que se yo existiera y amaba escucharla en cualquier parte.

Cuando sabían que todo iba a terminar, hicieron un programa especial, o ni tan especial pues fue bastante improvisado en el cual solicitaban a la audiencia pedir aquellas canciones que les parecían significativas de aquel periodo. Yo aun recuerdo varias, algunas buenísimas. De bandas que conocí ahí o que aparecieron en esos años antes que en ninguna otra parte. Placebo, QOTSA, Spiritual Beggars, Monster Magnet, Hellacopters, Kyuss, Entombed. Pure morning, Mexicola, Fatso Forgotso, The biggest & the Best, etc. Con respecto a la melodía que menciona el título de este plañido melancólico, me quede en ’98 con todas las ansias de ver a Anthrax en vivo junto a Slayer y es que tengo mi florecita rockera bien regada e Inside Out es una gran canción de rock. Una melodía apacible que da paso a unas guitarras machacantes imposibles de no seguir y un frontman demasiado digno que tiene la mala suerte de llamarse George Bush. Canciones para levantar la moral, el ánimo, perfectas para energizar una mañana y salir como hiperactivado. Aunque lo años pasen y lo que hoy me produzca similar efecto sean otros sonidos.

Las guitarras se acabaron y aunque la marca haya sido resucitada hace algunos años en concierto (que siguió la línea más digna de las radios que oigo en fm, esa desprejuiciada y antojadiza, hasta que comenzaron a mirar los '80) mis últimos años de escolar tienen una banda sonora definida. Y si bien podría acordarme de miles de letras que me abrieron las orejas y la mirada, de cientos de canciones que ahora suenan desde ese parlante que cada uno tiene y se esconde tras los árboles y edificios, hoy amanecí con esta y aunque cantar Goddamn no where place to be, dying deep inside of me, always standing on the inside looking out parece más una canción dedicada a una úlcera, o si prefieres puedes verla como un manifiesto antiestrés, sigue siendo mía, como cada historia de la que se me antoje hablar.