20 octubre 2008

jean michel jarré – oxigene

Joseph H. llegó a mi curso cuando íbamos en quinto año básico. Fue el año de la oleada decían los profesores. Llegaron como 7 u 8 compañeros nuevos en un curso que no superaba los 30. Y a Joseph lo asignaron conmigo. Era nieto de un alemán inmigrante si mal no recuerdo. Y su padre tenía una imprenta. Ellos eran idénticos. Joseph amaba a su padre. A su madre no le profesaba el mismo cariño. Tal vez por las actitudes de cada uno. El vivía relativamente cerca de mi casa y comenzamos a hacernos amigos porque sí. El siempre me pedía que fuera a su casa, pues su mamá no lo dejaba salir por las tardes, auque sí recibir visitas. La razón: tenía un hermano pequeño idéntico, con problemas de hiperactividad que para una persona es un agote. Por donde pasara ese engendrito arrasaba con todo.


Su casa era un palacio de diversión. Jugábamos nintendo y atari, veíamos tv, tomábamos cocacola hasta que podría vomitar negro, tenía mil cachureos pertenecientes a su familia que en otros tiempos conoció cierta relevancia social y lo mejor, la imprenta de su padre. O sea, la micro imprenta. Porque la de verdad estaba en algún lugar de santiago que desconocía. La micro imprenta era de aquellas a las que le encajas los caracteres, los untas con tinta y luego das vuelta la manecilla mientras las hojas van pasando del blanco al texto impreso que desearas.


En su casa vimos Supercampeones completo. A mi no me gustaban, lo encontraba tontos en principio, pero él me convenció de que era una gran serie y nació el comentario (que luego con lo años me di cuenta que era la eterna pregunta con respecto a ellos) de cuanto cresta medía esa interminable cancha que recorrían de lado a lado cada 3 capítulos.


Su madre no me tenía mucha estima. De hecho me miraba con cara de “otra vez tú”. La mía en cambio era acogedora con él y le molestaba tanta aprensión. Nosotros éramos de andar abrazados por la calle. Malos para la pelota pero buenos para hablar de planetas, fantasías estelares y teorías de 2 mundos de diez años de amplitud.


Recuerdo que yo comenzaba a tomarle gusto a las canciones y venía conociendo a nirvana. Ya me sabía las canciones de Nevermind y le decía a cada rato lo buenas que eran. El me pasó un casette y me dijo que me fuera a mi casa y lo escuchara. Que volviera al día siguiente a conversar. Así conocí a Jean Michel Jarré.



Me habló de que componía ebrio, lleno de sintetizadores, cosa algo novedosa en su época y que para mi fue ciertamente impresionante en ese momento, claro que luego aprendí acerca de los efectos de la heroína, el LSD, el peyote, los cócteles de pastillas y champagne y supe que sencillamente ebrio era demasiado fome componer música.


Sin embargo más que ebrio parecía un esquizofrénico para mí. Asimilaba sus poses a los movimientos de cuello que hacía mi amigo a ratos. A esa impulsividad que luego se volvía calma y el hipnotismo de su música era algo que me inquietaba de sobremanera.


Luego de un tiempo algo pasó. No recuerdo que, pero por mi sensación de culpa al recordarlo creo que debió ser de mi responsabilidad. O tal vez no porque es verdad que no recuerdo. Dejamos de hablarnos, cambiamos de compañeros de puesto y nos comenzamos a tratar con pesadez. Los últimos 2 años fueron así. Agrios. Hasta que terminó ese colegio. En la ceremonia de egreso llorando nos abrazamos y me preguntó que diablos había pasado y que pesar de todo guardaba el mejor recuerdo de mi. Tal vez el mismo que el mío. Ese del primer amigo que ya no es sólo tu compañero de juegos y todas las niñerías que aún ejercitas a esa edad, sino que además es tu primer confidente.


Y veo a Jarré en una sesión del planetario y supongo que me lo podría topar por ahí. Ejercicio molesto ese de ver que tan bifurcadas quedaron las vidas luego de ciertos tramos comunes. Y ni siquiera me gusta el borracho ese.

4 comentarios:

Javier Villalobos dijo...

Wena, me gustó la historia, wena wena

Camiyo dijo...

Q freak, yo justo ahora me dio por escuchar unas cosas de Jarré que tenia guardadas (de hecho estoy ensayando hacer paseos musicales escuchando Jarré) y me tope con que habías actualizado el blog.

Es cierto como de repente te encuentras con gente que fue importante en tu vida, pero q tomo un camino super distinto y con cierta musica te acordai de esa epoca.

Saludos!

.::Neuroptero::. dijo...

después de mucho tiempo estoy sentado frente a un pc sin estar haciendo un trabajo o cosas por el estilo y me acordé de los blogs, por lo menos tu sigues posteando...
en una de esas en algun momento a todos nos da por retomar nuestros blogs botados...
estamos hablando, chaooo

JM Valdivia dijo...

Carlos
El gusto es mío.
He pasado mil veces (miento: tres) por esta página y sólo porque no me gusta JMJ me estaba privando de leerla. Buen relato.
Saludos,
JMV