19 julio 2010

Divorcio con Onda

(publicado en el primer número de Balance Patriótico, junio 2010)

Ahora que comienza el invierno, siempre los clichés son mullidos para encerrarse en una burbuja de dolor y soledad, ya sea por la falta de compañía ya sea por la pérdida. Opciones lacrimógenas hay varias y en todos los estilos, desde el Pretty Hate Machine de NIN (hágase una idea desde el título y el masoquismo endógeno de Trent Reznor) hasta Ladies and Gentlemen We Are Floating In Out Space, un disco lisérgico y nacido del quiebre cuya primera frase articulada merece un rincón solitario para oír caer la lluvia: “All I want in life is a little bite of love to take the pain away” o el Here My Dear de Marvin Gaye que antes que lamentarse prefirió hacer venganza porno de lo que fue su relación con Anna Gordy.

Pero nos detendremos en 3 discos con características similares: los 3 provienen de solistas, los 3 son no sólo líricamente intensos y desengañados, sino que los 3 además representan en su época grandes composiciones musicales, como para comprobar el adagio popular de que las mejores líneas se escriben desde la miseria interior.


Bob Dylan – Blood On The Tracks (1975)

“Sara” en una de sus frases reza “Sara, sara, lovin’ you is the one thing I’ll never regret” (Sara , Sara, amarte es la única cosa de la que nunca me arrepentiré). Tan directa frase no puede tener sino una monumental contraparte cuando el amor se acaba. Y es que es como refleja fiel el documental de Scorsese No Direction Home: “es imposible estar enamorado y ser sabio a la vez”.

“Now the beach is deserted except for some kelp/ And a piece of an old ship that lies on the shore/ You always responded when I needed your help/ You gimme a map and a key to your door.” Dylan en realidad no estaba confesando su amor incondicional por Sarah, sino que usaba dicha confesión para pedirle que no se fuera, la sentía a su lado, pero ya se apartaba.

Esta canción aparece en Desire y es el reflejo del comienzo del fin. La historia de Bob y Sarah no tiene registros más allá de las sentidas letras de Dylan que reflejan diversos momentos de la relación. Blood On The Tracks es el disco del divorcio, representa el regreso de Dylan a la gran canción luego de varios álbumes irregulares, o si se quiere tomar desde otro punto de vista representa una nueva cúspide, adornada de la rabia, del tiempo perdido y la sensación del quiebre con Sarah, su mujer de aquel entonces, con la cual ya llevaba separado un tiempo luego de 12 años de matrimonioNo puedo recordar tu rostro, tu boca ha cambiado, tus ojos no miran en los míos.” Se lamenta Dylan en Idiot Wind y ahí mismo sentencia “fue la gravedad la que nos bajó y el destino que nos separó/ domaste al león en la jaula, pero simplemente no fue suficiente para cambiar mi corazón/ Ahora todo está al revés, un poco más abajo/ es cuestión de hecho que las ruedas se han detenido”. Envuelto en la tristeza Dylan dio luz a uno de sus discos más oscuros y a la vez más brillantes de toda su carrera.

“Me gusta tu sonrisa/ y las yemas de tus dedos/ me gusta la forma en que mueves tus labios/ me gusta la forma fresca en que me miras/ todo acerca de ti me está trayendo miseria”. (Buckets of rain). Definitivamente Zimmerman estaba desarmado, en todo sentido (se permite un Zoey Deschanel flashback).



Beck – Sea Changes (2003)

Si en Mutations Beck se había revelado como un artista que no vive sólo de la esquizofrenia melódica con joyitas como Cold Brains no fue sino hasta Sea Changes, alrededor de 5 años después y el rarísimo e imprescindible Midnite Vultures mediante, con un antecedente común al tema que nos convoca: el heartbreak. Y Beck a diferencia de Lennon o Dylan ni se preocupó de hacer brillar sus canciones. Sea Changes es un diamante bruto que exuda una sensual tristeza. Acá no hay ritmos que puedan siquiera hacer abrir una nube. Al contrario afuera llueve torrencialmente, no hay amigos cerca y quedan pocos cigarros. “Hay un camino al mañana/ hay un camino a la verdad/ hay un camino de vuelta a la civilización/ pero no hay un camino de vuelta a ti” (Paper Tiger)

Acá no hay recriminaciones, no hay culpas, no hay desengaño, sólo hay perdida y decepción con final con olor a A Day in the Life de los Beatles: “estas lagrimas solitarias/ no puedo llorarlas más/ no puedo pensar para que sirven/ oh, ellas me arruinan en casa ocasión/ pero intentaré dejarlas atrás algunos días/ estas lagrimas nada pueden borrar/ y no las necesito más” (Lonesome Tears)

Al final y como mantra sólo queda pensar en que ya estás cansado de luchar y que ella es una causa perdida, y todo lo que viste como malo, ella pensó que era amor.



Sean Lennon - Friendly Fire (2006)

Friendly Fire viene precedido de acontecimientos realmente trágicos en la vida de Sean Lennon. A la posterior infidelidad de su novia con su mejor amigo, siguió la muerte de este en un accidente justo antes de poder siquiera hablar del tema. El título del álbum alude directamente a la situación vivida, haber sometido a Sean al fuego amigo no fue tolerable para el traidor y la culpa por no haber perdonado siguió a Lennon hasta la publicación de este disco, acaso uno de los más sentidos que se hayan publicado en la década recién pasada. tu lanzaste el asalto/ con la primera bala de cañon/ mis soldados dormían/ sé que pensaste/ que no bajaría bajo el alambre/ es fuego amigo” (Friendly Fire). Lennon es claro al expresar quién comenzó las cosas para exorcizar sus propios fantasmas de culpa “Cuando me dijiste que la maldad es un mito, que era una cosa inventada por los perdedores, bebé, la verdad duele” (Spectacle).

Sin embargo, la mezcla de dolor por la partida de su mejor amigo y la traición de su mujer (acá calza uno de esos clichés, eso de que las mujeres pasan y los amigos quedan, claro que Lennon perdió pan y pedazo) alcanza para ofrecerle palabras al primero: “…todo el mundo nace para morir/ así que tomate tu tiempo, pero no el mío/ piérdete, pero no pierdas la cabeza/ en algún lugar entre el cielo y el mar/ estaré esperando por ti querido/ así que espérame”. No sólo es un disco de desamor, sino también hecho para el perdón. Alguna vez Lennon reflexionó al preguntársele al respecto que quizás que había hecho él para que las cosas sucedieran de aquella forma. El fuego amigo considera las culpas compartidas y las responsabilidades no se inclinan sólo hacia un lado de la balanza, para que luego tus parlantes rueguen un poco de fluoxetina mientras sigues pensando en que la cagaste.



1 comentario:

Marisoup dijo...

Tremendo, repito: en un momento tan delicado de la vida, en que la autocompasión había quedado atrás... Me tomaré una licencia para escuchar tus discos y deprimirme de nuevo, jajajaja

Te quiero, sos grande